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¡TANTO bregar, apurando
este mismo torcedor!
Tú sueñas conmigo, amor,
y yo contigo -¿hasta cuándo?
Con la soledad se ahonda
el pozo en que arrastra y suena
la amargura su cadena,
de mi paso a la redonda.
El tiempo roe la entraña
nocturna y su tiritaña
trémula, con sordos dientes.
Madrugada. Canta el gallo.
Lejos, galopa su caballo
hacia los campos nacientes.
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