5
HAZ callar al aristón
mientras las islas de cobre
cabecean, graves, sobre
su línea de flotación,
hasta que la sombra borre
toda luz, y se la lleve
-salvo el parpadeo breve
del faro, estrella en su torre.
¡La noche, después, aquí,
en el balcón, junto a ti!
¡Y, en su regazo, acechar
el pausado resplandor
que acunan en el foscor,
lejos, los barcos del mar!
No hay comentarios:
Publicar un comentario