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¡HOTEL de la emigración,
entre artistas, estudiantes,
chinches y citas galantes!
Le nacía un corazón
casi de hogar -¡ay, los casis!-
al cuarto alquilado. Dentro,
el refugiado, en el centro
de un melancólico oasis.
Tenso en la comba del día,
el recuerdo se transía
de esperanzada oración,
y en la pantalla del techo
¡qué film del ansia al acecho,
hotel de la emigración!
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