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ÁLAMOS de orilla al río,
temblores en esqueleto,
guardas de un doble secreto:
el del paisaje, y el mío.
¡Volverlos a ver, volver
a gozar de la desnuda
pureza en que nada muda,
en que es “siempre” igual a “ayer”!...
Lunaria navegación
-de timonel, mi desvelo,
sobre una ingrávida quilla.
En ella ¡con qué pasión
remontando voy el cielo
por un río de Castilla!
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