miércoles, 30 de noviembre de 2011

CASTAÑOS DE PARÍS

        ¡Viejos castaños de París, dejaros
ahora que en vuestras ramas y en mi vida
la primavera, apenas renacida,
empieza a abrir sus verdes ojos claros!

        Bien pronto no podré más que soñaros
(¿bajo qué cielo? ¿en cuál tierra perdida?
¿a orillas de qué mar?) a la caída
de la tarde, imposibles, mudos, raros...

        ¿Volveré a veros? ¿Vuestras blancas flores
saludaré de nuevo en la ribera
del ancho Sena y su fugaz espejo?

        ¡Oh, a vuestra sombra, un día, mis amores
volver a hallar, y en flor la primavera,
y olvidar el sollozo con que os dejo!

                                                       París, 29 Marzo 1940

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