sábado, 26 de noviembre de 2011

A FAREWELL TO PARIS

        Como un fusil, mi pensamiento cargo
del plomo de las horas dolorosas
en que fui peregrino de tus losas,
ciudad, adusto el ceño, el gesto amargo.

        Mas al partir –mar bravo y viento largo,
cielo gris, grises crestas procelosas-,
un tributo de versos y de rosas
podré sólo rendir en tu descargo.

        Porque en ti hallé, amasado de amargura
-¿y dónde no?- mi pan de cada día;
pero hallé, sobre todo, en cada hora,

        el juego de ventura y desventura
que es el vivir, y la melancolía
gozosa de que amor el vivir dora.

                                                       París, 23 Enero 1940

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