martes, 8 de noviembre de 2011

A MI HIJO MIGUEL,

contemplando retratos suyos de estos últimos años.


           Cuanto más creces, hijo, más separa
-no sé si rencoroso o justiciero-
el azar nuestras vidas, y más quiero
adivinar los rasgos de tu cara,

            confrontar con sus trazos el ensueño
que bajo un velo de pudor granaba
al tiempo que en mis brazos te cunaba,
futuro mío, entonces tan pequeño.

            Alzarte poco a poco te veía
sobre mis horas, flor de mi alegría,
gracia de sol y de sonrisa abierta.

            Hoy...
                       ¿sueñas tú conmigo cual yo, lejos,
sueño, tus graves ojos por espejos,
los dulces ojos de tu madre muerta?

                                                París, 12 Enero 1941

No hay comentarios:

Publicar un comentario