lunes, 7 de noviembre de 2011

A DON MIGUEL DE UNAMUNO, EN SUEÑOS

II

        Cual por tu carretera de Zamora
o en los verdes maizales de tu Hendaya,
a la espalda las manos, por la playa
de mis sueños paseas, a la aurora,

        sin ver morir las olas que a tu encuentro
de mi añoranza la resaca envía,
¡oh sombra a un tiempo flameante y fría
como un fanasma con una luz dentro!

        Pasar te veo igual que cuando, vivo,
por caminos de tierra acompasaba
tu paso el ritmo de la marcha mía.

        Un pliegue cava, eterno, el ceño altivo,
desengañadamente... Que aún no acaba
más allá de la muerte tu agonía.

                                                       París, 2 Enero 1941

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