jueves, 29 de septiembre de 2011

CONJURO Y TREGUA

        Hay nombres que en la punta de los dedos,
como un pomo de rosas, cada noche
beso al dormirme. Su encantado broche
sujeta y doma los nocturnos miedos,

        mientras la sombra en su regazo acuna
este caer de bruces en que el mundo,
súbitamente, es para el vagabundo
un campo de alambradas y de luna.

        ¡Nombres amados, nombres familiares,
dulce liturgia que me restituye
el pasado en calor, aroma y zumo,

        y hace del cabezal quitapesares
en que la torva espera se diluye
en un dormir entre cortinas de humo!

                                          
                                                       París, 6 Julio 1941

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