¡Cuánta viva riqueza a los sentidos
brindada!, ¡cuánta generosa cita
en el hervor del aire que palpita
caldeado de bocas y de nidos,
mientras, con lealtad de amante pobre,
lunático alquimista de humo y eco,
prendido al giro de una sombra trueco
en geranio la rosa, el oro en cobre!
¡Todo aguardando en balde al embrujado
-gozosa, luminosa, sin orillas
tu plenitud, ¡oh tierra!- en sombra anclado!...
¿Y has de olvidarme, olvido curandero,
por siempre así, abrazado a las rodillas
de este soñar en vela de que muero?
Barcelona, 11 Septiembre 1938
Machadiano soneto, querido José María. ¡Cuánta contención aprisionan esos endecasílabos! Esperamos más...`
ResponderEliminarGracias.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar¿Dónde puedo encontrar esos sonetos completos? ¿Se ha reeditado Morir al día? ¿Y la Realidad reflejada de la que habla Ábradas en su blog Limbos?
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