martes, 20 de septiembre de 2011

NO ME DEJES PARTIR

      ¡No me dejes partir, que acaso sea
ésta la última noche que durmamos
juntos como hasta aquí! Trémulos ramos
de suplicante, a tus rodillas, Dea,

        suben mis manos; del recuerdo sube,
transverberado de melancolía,
el orgullo viril del primer día
en que tu cuerpo entre mis brazos tuve.

        ¡Tan vivido hasta el fondo, y ya pasado
todo! (¡Pasar, pasar! : ¡nuestro pecado
Original!). Una vez más sé mía,

        y haz eterno el instante que en tu lecho
nos libra de las redes que, al acecho,
tiende esta angustia del morir al día!


                                                 París, 14 Abril 1940

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