Besas mis ojos por que no te olvide,
¡oh sol de media noche de mi vida!,
en tanto vas quedándote dormida
sobre mi brazo que tu talle mide,
y con el beso último coincide
en callado vibrar la amanecida
de mi viril ternura, removida
por tu querer que sólo darse pide.
Conjuras el olvido con tu beso,
y en el tibio alentar de que me envuelves,
fuera del tiempo ya, me tienes preso:
¿Cómo podré olvidarte, si al ceñirme
con tu entrega sin tasa me devuelves
al corazón su recordar más firme?
Barcelona, madrugada del 11 al 12 Noviembre 1938
Que triste,
ResponderEliminares una carta de despedida a la "luz de sus ojos" o eso creo entender.
Un abrazo de fin de semana