Tornasol de azabache el ala, vienes,
en un revuelto viento de tormenta,
a estrellarte en mi pecho. La violenta
racha en que llegas hace arder mis sienes
y trae, en un subir de agua somera,
gusto de sangre a la sedienta boca
(la rota angustia de tu pulso toca
a rebato, en mis manos prisionera).
El viento te me acerca. El duro viento
volverá a arrebatarte hacia tu nido,
Mañana acaso, en giro vagabundo...
¡Entrégate hoy del todo a este momento
en que, inclinado sobre tu gemido,
canta en mi pecho el corazón del mundo!
Barcelona, 12 Septiembre 1938
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