Como un venado asido por los cuernos,
Mayo aguarda a la puerta. Está desnudo
como un Niño Jesús o, en un escudo,
Amor danzante entre zarcillos tiernos.
¡Música sus rodillas y su vientre,
la clara risa y la mirada alerta,
el escorzado torso! ¡Abre la puerta,
abrid balcones y ventanas, que entre!
Derretidor de sombras congeladas,
llegue, canción y luz echando a vuelo,
hasta mi corazón entumecido,
y al calor de su aliento, desatadas
las alas, baje, con tu voz, del cielo
la alegría en mi pecho a hacer su nido.
París, 30 Abril 1940
Precioso homenaje al mes de mayo.
ResponderEliminarEcharemos de menos ese mes ahora que entra el otoño por mi tierra y las sombras se hacen fuertes.
saludos