sábado, 17 de septiembre de 2011

DESPEDIDA DE AMOR

                                I

      Ya sueña el pie que está en la pasarela,
y los ojos que dan su despedida
al muelle, a la ciudad. Ya la partida
deforma todo en un nacer de de estela.

        Una espuma de adioses tu voz vela,
mientras mi voz de disfrazar se olvida
el grito que le sube de la herida
en que la hiel su tornasol congela.

        -¡Mía!... -¡Sí, tuya! Pero ¿y tú? -¡Dejarte!...
-¡Mejor te quiero lejos y seguro
que no esta angustia en que hoy los dos morimos!...

        Siempre se vuelve, al fin, de cualquier parte...
-Yo he de volver... -¡Te esperaré! -¡Te juro!
(Y sabemos los dos que nos mentimos)



II

        ¡Mi piadosa mentira! ¡Tu piadosa
mentira! ¿Qué implacable dios contrario
lanzó contra tu pecho al solitario
navegante que soy, la generosa

        fuente de amor de tu existencia ha abierto
a mi terrible sed? ¡Cuando te gano,
cuando no más que al roce de mi mano
eres tú toda amanecer despierto,

        he de partir! Tu voz en la ribera
su triste flor de adiós tiende a mi huida;
Su flor de amor que quiere ser bandera

        de esperanza, de fe. Quiere ser fuerte,
y al prenderse en la carne de mi vida
me llega con el frío de la muerte.

                                             París,1 Febrero 1940

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