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¡QUÉ cosa más complicada,
un hombre y una mujer
y, entre los dos, su querer
como una sierra abrasada
que cada cual, por su lado,
escala para encontrar
-brújula de su acezar
y espejismo desvelado-
la figura de su sed
y la sed de su figura,
real y a un tiempo soñada,
sirena presa en la red
que teje la calentura
de un ansia de todo o nada!
¡Qué lástima que no te hayan permitido cabalgar sobre el canon litetario! Poemas como este habrían ganado en profundidad gracias a los lectores que,desgraciadamente, no has tenido.
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