jueves, 26 de abril de 2012

LA sílaba, el balbuceo...

Los dieciocho sonetillos de la sección "No parking" que empiezo a recordar hoy, me llevan a esa dulciamarga sensación del vivir de prestado, del sentirme agradecido por esa nueva identidad francesa que nunca pudo compensar la identidad perdida: una vida aparcado en espera de la vuelta que nunca llegó.

1

           LA sílaba, el balbuceo,
vienen, tendidas las manos,
a mecerse en los pianos
mecánicos del deseo,

           rigiendo, por el esguince
y el juego de la cadera,
el vaivén de la habanera
que una mirada de lince

           va siguiendo en el circuito
de susurro, gesto y grito,
hasta verlo florecer

           en el desmayo –ahora, aquí-
de una boca de mujer
que suspira apenas: ¡sí!



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