domingo, 16 de octubre de 2011

AL SALIR DE SU CASA

        Y ahora, boca de risa, cara buena,
sal a decirme adiós a la ventana,
da tu gracia y tu olor a la mañana
como un fresco ramito de verbena.

        Una vez más, por ti se va la pena
que la frente me arruga y que me gana
el corazón sin ti, Samaritana,
limpia copa del agua mejor llena.

        Ya la alegre paloma de tu mano,
para decirme adiós, en la neblina
matutinal ensaya el blanco vuelo.

        Su aleterar me sigue desde el vano
del balcón alto, y abre y me ilumina,
con tu sonrisa y tu mirada, el  cielo.

                                                       París, 4 Octubre 1942

1 comentario:

  1. Una partida donde alguien puede venir a despedirte es todo un lujo. ¿O es más doloroso?

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