miércoles, 12 de octubre de 2011

DESPUÉS

        Ahora que tu camino y mi camino
se van por cada lado de la zanja,
bebe el último sorbo de mi vino
dame el gajo mejor de tu naranja.

        Quede, a la sombra de este amor, saciada
la sed que a mí te trajo, y en la huella
de la fugaz ventura soterrada
mi vieja hambre de amor, bajo tu estrella.

        Encogiéndose de hombros, a la entrada
del frágil paraíso abandonado,
después, el ángel seguirá un momento

        nuestro paso de sombra en la encalada
pared, de sierpe huidiza en verde prado,
de hombre por la mujer, de pluma al viento.

                                               París, 11 Septiembre 1942

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