martes, 18 de octubre de 2011

YA ES TARDE

        Llamarás a mi puerta, y será en vano:
no hallarás, esperando tu llegada,
ni la ansiedad de la tendida mano
ni tu nombre en mis labios. Nadie. Nada.

        Todo mi amor, toda mi fe he gastado
en hacerte volver de tu desvarío,
y es, de esperanza ya deshabitado,
mi corazón como un panal vacío.

        Es tarde ya. Son soplos de agonía
el mudo arrobo y la ternura cálida.
Echados son pestillo y cerradura.

        Envenenada de melancolía,
puertas adentro, hay una sombra pálida
que en un rincón nombres de ayer murmura.

                                   París, 28 Noviembre 1942

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