miércoles, 25 de enero de 2012

VIENTO, AGUA, VOZ

           Primero, el viento tibio y dulce, tacto
blando, ungido de olor por la manzana
y la mejilla en fugaz roce, exacto
vaciado en el cristal de la mañana

           que vibra y tiembla y a cantar se pone
de pronto; así, en la barca de su juego,
alza su mano el niño al solar fuego,
por que su frente y su canción corone.

           ¡El viento –en prado y árbol, y  en el frío
lomo del agua, en fuente, arroyo y río,
del mar cambiante en la rodante anchura-,

           plural hervor, balbucear de coro
en que, súbita cifra, clara y pura,
la voz humana ahila su hilo de oro!

                                                París, 16 Octubre 1942

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