domingo, 22 de enero de 2012

SALVACIÓN POR EL OLVIDO

           Como un árbol plantado en la ribera,
sobre el fluir del río y de las horas,
recordar mío, deformado lloras
en este espejo que huye a la carrera,

           dócil al caprichoso mandamiento
de la luz, del terreno –mi presente,
cuyo curso cabalga como un puente,
a cada vuelta, el arrepentimiento,

           baldío como tú, cual tú impaciente
por recobrar lo que nació perdido:
fruto en la rama, o bien río en su fuente.

           Mas ¿quién guarda la vida bajo llave?
¡Hay que dejar que el agua del olvido
piadosamente sus despojos lave!

                                          París, 20 Agosto 1941

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