sábado, 14 de enero de 2012

LA GUARDIA CONTRARIA

                                   Ángel de mi Guarda,
      dulce compañía,
      no me dejes solo
             ni de noche ni de día.


                                        Jaculatoria infantil



           ¡Mi diablo de la guarda, tus fantoches
ya no tienen poder sobre mi sueño:
vuelvo a dormir igual que de pequeño,
cuando eran puras ante Dios mis noches!

           Por el día soy tuyo todavía.
El ángel bueno, al paño, hace que llora.
¡ Y eres tú el engañado! Él no lo ignora,
y me recobra cuando muere el día.

           Él abole el pecado en mis nocturnas
horas, y al desamparo de mi pecho
una encendida desnudez abraza,

           mientras derrama del amor las urnas
su mano sobre el barro que en el lecho
contra tus malos tiros acoraza.

                                              París, 1 Abril 1940

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