domingo, 8 de enero de 2012

CLARO DE LUNA

           Segando las estrellas una a una
para que el viento Sur no se las lleve
cuando a decir su nombre Dios se atreve,
he aquí tu reflector, claro de luna.

           Todo vuelve en su giro... Hasta los muertos
-cuerpos de amor ayer, hoy cal y olvido-,
un lienzo de Verónica prendido
en las manos, los labios entreabiertos...

           Todo vuelve... Hasta aquella primavera
en que temblé de amor por vez primera,
ardiendo el labio en el balcón de sombra.

           ¿Todo? Sí el vuelo, no el calor del ala.
¿Todo? No el sol: ¡la luna que resbala,
fantasma ambiguo, por la oscura alfombra!

                                      París, Noche-Vieja de 1939

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