¡Tanto soñar con renacer
a cada vuelta de la vida,
y es no más para conocer,
por una vez más repetida,
la limitada y desabrida
experiencia –mañana, hoy, ayer,
idénticamente aburrida-
que encuentra el hijo de mujer
a lo largo de los senderos
recorridos con pies ligeros
entre una sombra que le acosa
y otra que huye ante su pisada,
hasta que en la última posada
el lecho cambia por la fosa!
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