La Vera-Cruz, el Campo San Francisco,
las Rondas, luego, hacía las tenerías,
y el puente viejo, y más acá, entre umbrías,
el río manso como en verde aprisco...
¡Bajo un cernerse de impalpables alas,
de resol tibio y de melancolía,
mi corazón te sigue todavía,
itinerario de mis tardes malas!
Te sigue el dolorido pensamiento,
arrasados los ojos y descalza
la planta peregrina... Y en ti siento,
en tus losas, el ascua de las huellas
cuyo recuerdo en mis entrañas se alza
con el primer temblor de las estrellas.
París, 12 Noviembre 1941
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