A mi hijo Miguel
Casas de un gris negruzco, envejecido
de resignación triste, bajo el gris
de un nublado de plomo, recorrido
de amenazas. Escorzo de París.
¡Los chubascos de marzo! ¡Tras la lluvia,
la desnudez carnal de un cielo nuevo,
pintado de turquesa y rosa y rubia
luz: el mundo que nace de su huevo!
Así mi fe serena, en las oscuras
horas presentes, vela sobre el nido
que protege en simiente la alegría
de un mañana cuajado de venturas.
¡Si no lo alcanzo, de bregar rendido,
ha de verlo y gozarlo sangre mía!
París, 29 Marzo 1941
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