¡Los verdes huertos junto al claro río,
en la delgada paz transmeridiana!
Del recuerdo en la mágica ventana
revive el cuadro luminoso y frío.
Cercas pardas y grises, tembloroso
vaho que como un manso buey respira
la tierra, y el temblor con que delira
-al sol, a un soplo de aire- el chopo airoso.
Y la carne y el ojo adolescentes
que en el cristal ingenuo del instante
sienten volverse el pulso de la vida
subir de surtidor, manar de fuentes,
traslúcido, alto hervor cuyo diamante
hiela, en rosa y azul, la atardecida.
París, 12 Noviembre 1944
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