En el adivinado laberinto
vuestra melancolía guarda intacta
su desnudez de estatua en cuyo plinto
borra el verdín la indicación exacta
que busca, soñador o rutinario,
el visitante, mal coleccionista
disecador, en páginas de herbario,
de anécdotas, emoción o trivial “vista”.
A mí me basta de vosotros esta
breve, fugaz visión, cogida al paso,
de vuestra gracia hermética, la enhiesta
tristeza, entre dos luces madurada,
que exprime sus racimos en el vaso
-¡oh errabunda avidez!- de una mirada.
París, 26 Septiembre 1943
No hay comentarios:
Publicar un comentario