Cuando en la sombra con mis sombras hablo,
hasta el lecho en que limo mi cadena
me trae tu gorjear la luna llena,
ruiseñor en la plaza de San Pablo;
tu trino en que solloza y se adelgaza
un surtidor de polvo diamantino...
(¿Vuelve a fluir la fuente del destino
dormida entre los mirtos de tu plaza?)
Tu apasionada música despierta
un viejo sueño mozo que recorre,
terco, rúas desiertas y sonoras.
¡Ay, ruiseñor de mi juventud muerta,
tu voz, que ahoga, en la señera torre,
el lento desangrarse de las horas!
París, 29 Junio 1942
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