del avance aliado en Francia)
Se le acaba la cuerda al libro ( el libro,
reloj callado de mis soledades),
mas hoy como en mis mocedades
en mi morir de cada día vibro,
y es más honda y más firme, menos sola
la esperanza que guardo y que cultivo,
sensible al sol que nace, al aire vivo,
al grito que rebrinca de ola en ola,
al calor de la mano que no veo,
del corazón que múltiple adivino
entre la sombra, grávida del día
ancho y gozoso...Más que nunca, creo,
y mi pie siente el pulso del camino
que al alba nueva rectamente guía.
París, 13 Junio 1944
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