Peor que vagabundos: ¡desterrados!,
perdida España y todo bien perdido,
no más le queda al ánimo dolido
que un añorar de sueños abortados...
Y sin embargo, ¡no! Nuestros cuidados
de hoy no nos lleven al peor olvido:
olvido del mañana, en cuyo nido
incuba la esperanza nuestros hados.
Mientras su vuelo tienden en el viento,
el ojo alerta bajo el ceño duro
busque en la viva entraña del momento
el deber inmediato hecho figura,
y den fe y esperanza a su futuro
su laurel, su acicate y su dulzura.
París, 12 Enero 1940
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